lunes, 10 de octubre de 2011

EL SACRIFIO DE CRISTO

Antes de comenzar el camino hacia el Calvario, Jesús fue azotado. Los soldados usaban un azote de mango corto de madera con varias lonjas de cuero cubiertas de puntas de bronce, plomo o hueso afilado. A veces los destrozos eran tales que quedaban al descubierto venas, arterias y órganos internos. Haciendo burla de Él lo coronaron con espinas y sobre su espalda desollada cargaron la cruz para que la llevara hacia el lugar de su crucifixión. Allí fue acostado sobre el madero y con clavos cuadrados de hierro clavaron sus manos y sus pies. Finalmente alzaron la cruz y la colocaron en el hoyo destinado a sostenerla. Como un gesto de misericordia le dieron de beber vinagre con hiel para mitigar los dolores y producir un adormecimiento, pero Jesús se negó a beberlo. Para completar la burla, colocaron sobre la cruz el motivo por el cual lo crucificaban: “Este es el rey de los judíos”. Comenzaba allí su lenta agonía mientras la chusma se mofaba, los sacerdotes escribas y fariseos se unían con sus injurias. El castigo fue completo. El cuerpo de Jesús fue lacerado y al sufrimiento físico se sumo el moral, de ver su cuerpo exhibido ante la multitud.
Allí estaba el justo sufriendo por los pecadores, abriendo un camino de acceso hacia  Dios. Jesús murió en la cruz por mis pecados y por tus pecados, escarnecido por nuestra maldad, pero el ahora vive y resucito,  y te ofrece  vida eterna junto a Él si tan solo le abres la puerta de tu corazón sin importar tu condición Jesús ya pago el precio.
Alimento para el alma. Volumen 9 (Radio trans mundial).


No hay comentarios:

Publicar un comentario

le agradezco su comentario